¿Qué mujeres mexicanas te inspiran?
A los 3 años, Julieta miró por su ventana un cometa. Esa visión deslumbrante la hizo preguntarse sobre la magnitud del universo. La delicia de sus misterios, y su interés por compartir los hallazgos, la hicieron convencerse muy joven de que sería científica. A los 13 años perdió a su mamá y también estuvo a punto de perder la oportunidad de estudiar. Salió de su casa para trabajar y pagar su formación, a pesar de las críticas de su propia familia, quien la creía incapaz de lograrlo.
Empecinada en sacar el conocimiento de las impenetrables bibliotecas, comenzó a vestirse de hada, conseguir marionetas, y barcos y armarse de pelotas, globos y rehiletes para decirle al mundo que estamos hechos del polvo de las estrellas. Esta actividad le ha valido premios como el Kalinga de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Impulsen a sus hijas, hacen falta más mujeres científicas: Julieta Fierro
Su familia y la sociedad mexicana han sido las barreras que desde pequeña la astrónoma Julieta Fierro ha tenido que enfrentar para alcanzar sus objetivos, así lo comentó en entrevista para Nuestras Voces.
“Mi papá quedó viudo cuando yo era muy niña y él quería que yo me quedara a cuidar a mis hermanitos. Después, cuando me casé, pues mi marido decía que era más barato si me quedaba en la casa que si trabajaba, porque los salarios eran bajos”, comentó.
A pesar de los obstáculos, Julieta Fierro siempre ha luchado por sus pasiones, por ejemplo, la divulgación de la ciencia. Ha publicado más de 40 libros, entre ellos La astronomía de México, y ha participado en la redacción de textos para preescolar y secundaria.
Fierro se considera una persona creativa, diferente y ocurrente. De niña, cuenta, su máxima ilusión era ser cirquera y soñaba con subirse a los elefantes, también quería ser trapecista, sin embargo, su curiosidad la llevó por el camino de la ciencia.
“Para avanzar el conocimiento es importante hacerse buenas preguntas y ser curioso. Para ser curioso hay que ser libre, hay que pensar de otras maneras, hay que ser audaz, hay que arriesgarse. Tener una mente abierta y siempre estar dispuesto a saber más es un tesoro”, aseguró.
Sobre el papel de la mujer en la actualidad, la astrónoma aseveró que hay mujeres muy notables por todos lados: “Ahora ya no tenemos que demostrar absolutamente nada, ya sabemos que podemos ser buenas en lo que queramos”, dijo, e hizo un llamado importante a las madres que tienen hijas.
“Mamás, sus niñas sí pueden ser ingenieras, técnicas, hay trabajo bien pagado para esas disciplinas. Impúlsenlas si eso es lo que les gusta o al menos no les digan que no. Hace falta que más mujeres se incorporen a las matemáticas, a la ciencia, a la tecnología y a las ingenierías”, señaló.
Asimismo, compartió que admira a las mujeres mexicanas que son trabajadoras del hogar porque además de ocuparse de sus casas, quieren que sus hijas e hijos estudien, y comparó su labor con el de unas “hadas madrinas”, pues dejan todo limpio y ordenado, lo que le permite a ella también realizar su trabajo como científica.
Sobre la mexicana que la inspira, Julieta Fierro nombró a la doctora Silvia Torres, quien fue presidenta de la Unión Astronómica Internacional y que igualmente encontró obstáculos en su carrera por ser una destacada investigadora.
“Hizo un doctorado en Berkeley y cuando regresó a México todo el mundo le decía que el trabajo que ella hacía, pues lo hacía el marido, que ella no era la responsable de las publicaciones, así es que dejó el campo de la investigación, donde lo estaba haciendo muy bien, para abrir uno nuevo: convertirse en la primera mujer mexicana que utilizó un satélite ultravioleta”, platicó.
Julieta Fierro ha recibido diferentes reconocimientos, como el Premio a la Divulgación de la Academia de Ciencias de Tercer Mundo (1992), el Premio Kalinga de la UNESCO (1995), el Kumple Roberts de la Sociedad Astronómica del Pacífico (1998), la Medalla Primo Rovis del Centro de Astrofísica de Trieste (1996), el Premio Sor Juana Inés de la Cruz que le entregó la UNAM (2009), mientras que la Universidad Autónoma de Morelia le otorgó un Doctorado Honoris Causa.
“Hay que dedicarse a lo que a uno le gusta, con pasión. Si los demás opinan que no vale la pena, no importa, de lo que se trata es de ser feliz”, concluyó la científica.
Por Elizabeth Ramírez y Abigail Mendoza
¿A qué barreras te has enfrentado como mujer para alcanzar tus objetivos?
Las trabajadoras del hogar, las mujeres mexicanas a las que admiro.
Impulsen a sus hijas, hacen falta más mujeres científicas
Para ser curioso hay que ser libre, hay que pensar de otras maneras, hay que ser audaz, hay que arriesgarse.
Las mujeres no tienen que demostrar absolutamente nada, podemos ser buenas en lo que queramos.