Cierra tus ojos un instante, ¿te imaginas llegar a ser gobernadora en una época en la que, difícilmente, nuestras voces vibrantes se hacían escuchar, siendo sometidas a la voluntad del hombre ávido de ocultar como objeto invisible nuestras almas creadoras, brindándonos casi nulas y legítimas oportunidades de participar en la política?