Cerrar los ojos a la realidad social de nuestros días es traicionar nuestro destino de hombres y de escritores.

Luisa Carnés

Escritora y periodista
Madrid – CDMX
03/01/1905 – 12/03/1964

Obrera, escritora y exiliada

🖋 Iliana Olmedo © (@IlianaOlmedoM)

Siempre fui la hermana mayor, la mayor de seis, me llamo Luisa Genoveva Carnés Caballero, nací en el barrio de Las Musas en Madrid el 3 de enero de 1905. Estudié poco en la escuela y aprendí mucho de oficios, primero, desde los diez años, en un taller de sombreros y más tarde como mesera en un salón de té. A la primera oportunidad pasé a la inmensa casa editora CIAP, es decir, a la Compañía Iberoamericana de Publicaciones. Ahí publiqué mi primer libro de relatos, Peregrinos de calvario, en 1926. Tres novelas cortas o cuentos largos sobre nuestra vida en Madrid, la vida de los obreros y los pobres. En ese año también ingresé como militante en el Partido Comunista, si eras joven e inteligente estabas ahí. Me casé con Ramón Puyol, artista plástico y también militante, tuvimos un hijo en el 31, le pusimos Ramón como su padre.  

En el 28 apareció mi primera novela, Natacha, cuya protagonista padece la situación de las obreras fabriles: explotación, abuso, enfermedad. Para el 34 salió mi novela Tea rooms, mujeres obreras, sobre la explotación de las empleadas en los salones de té. En ella quería mostrar la situación de las mujeres de clase baja, en el 31 había ganado la República por elección popular, pero no fue hasta el 34 que conseguimos el derecho a ir a las urnas. La mujeres teníamos voz y España ebullía. Mi novela mostraba ese poder, un poder tan fuerte que  combinado con la crisis política, social y económica inevitablemente estalló en la guerra civil en el 36. Antes que nada, puse a salvo a mi hijo y lo mandé a París con unos amigos mexicanos. Yo llevaba unos años como colaboradora de la revista gráfica Estampa (y de otras en las que publicaba de vez en cuando relatos), pero al inicio de la guerra me convertí en reportera y fui siguiendo el traslado del gobierno republicano, de Madrid a Valencia y luego a Barcelona. El avance de los fascistas parecía imparable, nos fueron orillando hasta que terminé exiliada en un campo de retención francés. Logré salir gracias a las gestiones de amigos y recuperar a mi hijo, juntos nos fuimos en el buque holandés Veendam a México, un país que apenas había escuchado nombrar. 

Era mayo de 1939 cuando desembarcamos en Canadá, bajamos en autobús y desde Nueva York llegamos a la Ciudad de México. Ahí me reencontré con Juan Rejano, militante comunista y poeta, que había conocido en Barcelona. Rejano tardó en llegar, él venía en el buque Sinaia, con Pedro Garfias, Adolfo Sánchez Vázquez y otros intelectuales también andaluces. Juntos nos dedicamos a sobrevivir con lo que mejor sabíamos hacer: escribir. Colaboramos en toda clase de publicaciones periódicas. Hacia 1940, ya más establecidos, Juan y yo trabajamos en revistas literarias editadas con otros exiliados, como Ultramar y Romance, y en otras de signo comunista o directamente financiadas por el Partido, como España y la Paz, Boletín de la Unión de Intelectuales Españoles, Nuestro Tiempo y Mujeres Españolas. Boletín de la Unión de mujeres antifascistas españolas en México. De hecho, dirigí brevemente esta publicación durante su segunda época. 

Publiqué en revistas mexicanas como Letras de México. Incluso trabajé en la radio, como guionista y prestando la voz. Sin embargo, mi principal fuente de dinero era La Prensa, un diario de nota roja, deportiva y del espectáculo. Fui reportera, editora y jefa de redacción. Para firmar mis textos usé el seudónimo Clarita Montes, que alcanzaría bastante popularidad en México. Esta labor fue mi principal ingreso desde marzo de 1943 hasta mi jubilación en 1961. También tuve una columna semanal en El Nacional de 1947 a 1960, que firmaba como Natalia Valle, la protagonista de mi segunda novela, y con mi nombre. Mandé varios cuentos y reseñas al suplemento cultural de este diario, la Revista Mexicana de Cultura, que entonces dirigía Juan. Adopté la nacionalidad mexicana en 1941 y en el 45 apareció mi biografía sobre la poeta Rosalía de Castro, raíz apasionada de Galicia, a quien admiraba como persona y poeta. El libro formaba parte de la colección de biografías, Vidas Españolas e Hispanoamericanas de la editorial Rex, un proyecto también de exiliados republicanos.  

Como exiliada, siempre tuve presente mi deber hacia el país que había dejado, en 1956 salió mi novela sobre la guerrilla antifranquista, Juan Caballero, en la editorial Atlante. Esta novela, al igual que Natacha (1930), comparte nombre con el protagonista. Aunque la publiqué en 1956, fue escrita durante los años cuarenta, en 1947 había recibido el premio de narrativa de los Talleres Gráficos “La Nación”. La novela fue traducida al rumano por Vlaicu Virna y María Jonovici, en la editorial Editora Pentru Literatura Universala de Bucarest en 1964. En México conocí y traté a intelectuales mexicanos y exiliados, sobre todo, en las reuniones que Juan organizaba en nuestra casa en la calle de Ámsterdam, en la colonia Condesa. 

El día de la mujer, 8 de marzo de 1964, volvía junto con Ramón y Juan de un mitin organizado por la Asociación Mariana Pineda de la Unión de Mujeres Españolas y tuvimos un accidente automovilístico en la carretera  México-Toluca. Me trasladaron a un hospital en vano. Me fui el 12 de marzo de 1964. Descanso en el Panteón Jardín en la Ciudad de México, la bandera republicana y la de la Unión Soviética cubren mi ataúd. 

Este relato es producto de la investigación e imaginación de la autora.

Luisa Carnés

  • Protagonista destacada de la novela social publicada antes de la guerra civil española.
  • Retrató las condiciones de la mujer trabajadora en Madrid: ella misma empezó a trabajar desde los 10 años en un taller de sombreros.
  • Fue una de las primeras reporteras y periodistas en México; publicó en La Prensa bajo el seudónimo de Clarita Montes, alcanzando gran popularidad.

Bibliografía

Olmedo, Iliana (2014). Itinerarios de exilio. La obra narrativa de Luisa Carnés. Sevilla: Renacimiento.
Carnés, Luisa (1932). Olor de santidad. Novela inédita. Archivo familia Puyol.

Posts Relacionados

Dejar un comentario